La infancia remite, como su mismo nombre indica, al tiempo en que percibimos el mundo sin palabras, pero es también el momento en que se asiste al nacimiento del lenguaje y el pensamiento.
Esconde, en su interior, un secreto insondable: aquello que hemos olvidado y nunca recobraremos.
Es la última frontera de la experiencia y el conocimiento.
La permanencia de la infancia en la vida adulta está hecha de sensaciones e imágenes, de súbitos reencuentros.
Este libro ahonda en sus diferentes expresiones a través de una prosa en la que se entremezclan lo ensayístico y lo narrativo: la reflexión, la observación y el recuerdo.
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