Me imagino el último tramo de la vida como una travesía sobre un territorio donde la tierra firme que te ha ido sosteniendo hasta ahora se va diluyendo. Pérdida tras pérdida, la tierra que pisas va desapareciendo, y así señalando la inevitable y siempre dolorosa verdad de que todo se acaba, camino y caminante.
Ofrecer algo más que fármacos para paliar esta dolorosa verdad no parece fácil. Pues esa es la modesta pretensión de este libro. Ofrecer un puente hacia la otra orilla edificado sobre tres sólidos pilares que ayuden a sostener a la persona en el final de su vida cuando ya nada, o casi nada, parece sostenerla: un mapa de este desconocido e inquietante territorio, una guía interior, y un acompañante que sepa estar a su lado.
El mapa es una comprensión profunda de proceso de morir desde una perspectiva donde se contempla al ser humano no solo como cuerpo físico, mental y emocional, sino como algo más: ser espiritual. Y precisamente es la atención al anhelo espiritual de unión y sentido que late en el fondo de todo ser humano (más allá de sus creencias y prácticas religiosas) el que le va conduciendo desde dentro de ella a esa otra orilla. El tercer pilar de este puente, junto a este mapa y a esta guía interior, es un acompañante que sepa algo que no es fácil pero que se puede aprender: escuchar y sostener para que la persona en sus últimos días pueda conectar y atender a su yo profundo, esa guía espiritual interior. En esta línea, este libro te ofrece unas claves que te pueden orientar en esta apasionante tarea de acompañar al final de la vida