El título de esta obra -que recrea aquel periodo de la vida de Friedrich Nietzsche en que creyó estar enamorado de Lou Salomé- alude a los dos animales emblemáticos del filósofo en los tiempos en que transcurre el drama. Hay un momento en que Nietzsche le dice a Salome: «¡Y yo que te creía altiva como el águila y sagaz como la serpiente, los emblemas de Zaratustra!». La obra muestra la falta de prevención que le acometió para caer en el patético légamo de la envidia con tal de conseguirla, una contradictio in obiecto con su filosofía, en cuyo seno resultaba inasumible a todas luces. Un fracaso que marcará al autor de Así habló Zaratustra para el resto de su vida.
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