Como un grabado exótico, así fue fabricada la imagen del Islam por Occidente. Su apariencia remota (tanto geográfica como temporal), construida mediante el contraste con categorías conceptuales incompatibles, se debe a una violenta imposición epistemológica y religiosa que terminó por aplicar un abismo de inferioridad hacia el Otro: lo que en el Corán es nombrado como un «orden de valores», se tradujo como «una religión primitiva», y el papel de una estratega política como Sherezade fue reducido al de una contadora de historias. El problema es la diferencia, y también la labor pasiva de incorporar el pensamiento musulmán a una Modernidad excluyente y ajena.
Para romper con esta inercia ?y con la crisis de estatismo en el pensamiento arabo-islámico?, Sirin Adlbi Sibai se propone dar paso a un nuevo pensamiento islámico decolonial que, lejos de toda limitación, reinterprete conceptos fundamentales y cuestione no sólo los extremos críticos (bueno/malo; tradición/modernidad) sino la implementación misma de los binomios. Para lograrlo, toma como base una exposición del Islam y así penetra en los discursos sobre feminismo islámico, bajo la sospecha de imposiciones dialécticas, formales, verbales y epistemicidas de la colonialidad. Sin embargo, su búsqueda es más incluyente: intenta alcanzar «una liberación verdadera y multidimensional de todas y todos los individuos en general, y de las mujeres musulmanas en particular».

