«Ningún sistema económico será justo mientras el corazón del hombre no lo sea. Nos hemos acostumbrado a pensar que hay que mejorar las teorías económicas, los modelos de distribución, la producción, el mercado, y hemos olvidado que debemos mejorarnos a nosotros mismos. ¿De qué servirá purificar el agua, si el vaso en el que se vierte está sucio?»
OTROS LIBROS QUE QUIZÁ TE INTERESEN

