Con este Ensayo sobre las dos ruedas he intentado abrir camino, y mostrar que la crítica resulta no sólo posible, si no imprescindible, que no sólo el fémur y las caderas están conectadas con los platos y las bielas, sino que también nuestro cerebro expande sus conexiones neuronales a ese artilugio mecánico que es una bicicleta, que como una prótesis posibilita y nos capacita a destruir y a construir otro mundo.
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