Descripción
El mal no se percibe, ni se experimenta, ni es realmente lo mísmo en las distintas etapas de la vida ni en las distintas fases y culturas de la historia humana.
Se dan en procesos de incremento constante, a tenor del desarrollo del hombre, según van adquiriendo protagonismo sucesivamente, en el individuo y en la especie, la sensibilición, el intelecto y el centro mismo del espíritu.