Es difícil describir una idea.
Las ideas caen del cielo, se contagian, acechan, se evaporan…
Los caminos de los pensamientos son insondables, aunque en ocasiones se comportan como criaturas extrañas: seres flotantes que cambian de piel, se mimetizan, nos miran, se zambullen, nadan, vuelan o escarban.
A menudo las ideas son imprevisibles, las perseguimos o nos persiguen, las regalamos, nos las arrebatan o tropezamos con ellas.
Y a veces nacen en nuestro interior y las llevamos de paseo por el mundo.
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