Descripción
Además del análisis con Barbara Hannah (alumna y amiga de C. G. Jung), Elisabeth Tauber mantuvo un contacto regular con Jung, a quien confiaba sus sueños, sus angustias interiores o sus dificultades externas, así como sus candentes preguntas sobre el sentido de la vida. Cuando se reunía con Jung, anotaba en un diario cuanto entre ellos habían hablado. A lo largo de ese diario se desvela el recorrido de una mujer que, guiada por Jung, se sumerge en lo inconsciente y se entrega cada vez más profundamente a la transformación. La personalidad de Sabi Tauber (así se la llamaba) se revela, pero igualmente la de Jung. Por su forma tan humana de acompañar a un ser, por su rigor o su bondad al explicarle lo incomprensible, él suavizaba sus penas y ampliaba el sentido de las experiencias vividas. Jung abre a Sabi a lo irracional, la orienta, por ejemplo, hacia la astrología, y la hace partícipe sus propias investigaciones sobre la sincronicidad. Una confianza en la vida, una alegría emergen de ese trabajo interior llevado a cabo con Jung, una totalidad se compone y se realiza, reuniéndose las piezas dispersas de un puzzle. Y esa totalidad no es únicamente la de Sabi, pues, apoyándose en las experiencias personales de ella, Jung las universaliza o las vincula con lo inconsciente colectivo, de modo que terminan por concernirnos a todos nosotros.emergen de ese trabajo interior llevado a cabo con Jung, una totalidad se compone y se realiza, reuniéndose las piezas dispersas de un puzzle. Y esa totalidad no es únicamente la de Sabi, pues, apoyándose en las experiencias personales de ella, Jung las universaliza o las vincula con lo inconsciente colectivo, de modo que terminan por concernirnos a todos nosotros.