La mirada de Carlos Alcántara es delirante y costumbrista a partes iguales, señalando de manera constante el fallo que hay en el sistema. Un fallo evidente, pero que todos obviamos por costumbre. En origen si es que lo hubiera éstas páginas fueron una serie de capturas de pantalla. Como si al convertirlas en una imagen que se puede poseer adquiriese la categoría de pieza. Un obra que dialoga entre sí, que se entiende y se apoya pregunta tras pregunta, búsqueda tras búsqueda.
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