Las improntas femeninas marcan todos los aspectos de la vida. De la vida de todos: mujeres, hombres, mayores y pequeños. Son improntas presentes en todo tiempo y lugar, y sin embargo parecen ocultas. Son tangibles, pero parecen difuminarse en la obviedad de la cotidianidad. A veces, menospreciadas por las mismas mujeres.
Las peculiaridades femeninas son explotadas por el patriarcado y consideradas objeto de trueque por las mujeres. En cambio, cada persona puede valorizarlas y aprender de ellas para pensarse y vivir mejor juntos, mujeres y hombres. Reconocer a aquellas que en primer lugar cuidan la vida común es un buen punto de partida para una cultura conjugada en femenino como cultura de toda la especie humana.