La sociología feminista se enfrenta a un problema que pertenece al ámbito de los pensamientos críticos: ¿cómo conceptualizar la subordinación de las mujeres en las sociedades patriarcales y cómo hacerlo desde el lenguaje hegemónico de la sociología? El resultado de esta pregunta es una narrativa que desordena pensamientos y prácticas hegemónicas porque pone a funcionar implacablemente la hermenéutica de la sospecha sobre cualquier realidad social en la que las mujeres son definidas como diferencia.
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